Si solés tener algún malestar intestinal, hinchazón de estómago u otro cuadro similar, no descartes esas señales. Muchas veces, pueden ser alarmas que nos dicen que existe algún tipo de intolerancia hacia alguna comida o hacia el tacc. Por eso, nuestro especialista responde y diferencia este tipo de malestares para que puedas atender esos síntomas a tiempo y prevenir algún tipo de enfermedad.
Estas son sus sugerencias:
1. ¿Qué es la Celiaquía?
Es una enfermedad autoinmune sistémica caracterizada por una enteropatía crónica del intestino delgado desencadenada por la ingesta de gluten y prolaminas relacionadas, en individuos genéticamente predispuestos.
2. ¿Cuál es su tratamiento?
Principalmente hacer un dieta estricta libre de gluten (trigo, avena, cebada y centeno). En casos refractarios pueden requerir medicación.
3. ¿A qué edad se frecuenta?
Puede presentarse a cualquier edad. Se estima una prevalencia del 1% de la población mundial.
4. ¿Cuáles son los síntomas?
A. Presentación clásica: diarrea crónica, pérdida de peso, dolor y distensión abdominal, retraso del crecimiento, anemia, hipoproteinemia, osteoporosis, etc.
B. Presentación no clásica: constipación, infertilidad, abortos recurrentes, neuropatía, fatiga crónica, dermatitis herpetiforme, aumento de enzimas hepáticas, etc.
C. Asintomática: son aquellos pacientes que no presentan ningún tipo de síntoma, pero son diagnosticados por pertenecer a un grupo de riesgo como por ejemplo tener familiares de 1er o 2do grado con enfermedad celíaca o por poseer algún otro trastorno autoinmunitario asociado (tiroiditis, síndrome de Down, DBT tipo 1, etc.).
5. ¿Qué diferencia existe entre la celiaquía y la sensibilidad al gluten?
La sensibilidad al gluten no celíaca es aquella condición que presenta síntomas relacionado con el consumo de gluten, pero con pruebas serológicas y biopsias negativas.
6. ¿Cuáles son las consecuencias de no realizar la dieta libre de gluten?
Si no mantenés una dieta estricta, podés provocar que tu cuerpo tienda a : Sintomatología persistente, déficit nutricionales, úlceras intestinales (que pueden sangrar, perforarse o producir obstrucción intestinal) y finalmente cáncer como linfomas o adenocarcinoma.